Veterinarios por el mundo – Joana

1 April 2020 -

Mi nombre es Joana y nací en Portugal. Terminé mis estudios en medicina veterinaria en julio de 2017 y comencé mi primer trabajo en octubre de ese año en Galway, Irlanda, en una clínica donde el 90% del trabajo estaba relacionado con la medicina equina y más en concreto, en el área de reproducción.
La fase inicial de mi inicio no fue fácil. El acento irlandés no era el más fácil de entender y tuve que estudiar mucho fuera de mi horario de trabajo para cumplir con las expectativas de mis jefes. Me llevó varios meses adaptarme a la clínica, a los clientes y ser totalmente autónoma en mis decisiones. Poco a poco, mi jefe me dio cada vez más responsabilidad y libertad clínica, aunque siempre estaba allí cuando necesitaba apoyo.

En este tipo de trabajos rurales, los equipos de veterinarios suelen ser bastante pequeños y los días largos, pero estaba dispuesta a hacer el sacrificio para tener la oportunidad de trabajar con caballos, algo que Portugal desafortunadamente no me ofreció.

A medida que avanzaba la temporada de reproducción, los días se hicieron más largos, pero también crecí como veterinario. Aprendí a reconocer mis errores y corregirlos por adelantado, a improvisar, a pensar rápido en situaciones estresantes y a ser eficiente. Permanecí en este puesto de trabajo durante dos años y lo disfruté mucho porque evolucioné como persona y como veterinaria. Tuve la suerte de contar con un grupo de clientes y compañeros de trabajo excelentes que me ofrecieron un ambiente familiar hasta convertir el trabajo en algo divertido.
Obviamente, este comienzo en una clínica tan pequeña tuvo sus retos: al principio era muy difícil hacer amigos o tener una vida social. También sufrí cierta ansiedad durante mis horas de trabajo porque carecía de confianza en mis decisiones clínicas. Con el tiempo, me volví más segura de mí misma y la verdad es que los irlandeses son tan amables e hice tantos amigos que decidí quedarme un año más de lo planeado inicialmente. Más tarde, la falta de medios de diagnóstico y las restricciones económicas fueron algunos de los factores que contribuyeron a mi partida. Los días de trabajo también eran muy largos, lo que puede verse como una desventaja, pero cuando se comienza una carrera clínica, creo que cuantos más casos vemos, más aprendemos, esa es una de las ventajas de una clínica más grande.

En resumen, disfruté mucho la experiencia y aprendí un montón en una clínica equina generalista. También me dio algunas bases para tratar con rumiantes y me abrió puertas para otras oportunidades. Voy a comenzar una residencia en el Equine Veterinary Medical Center en Qatar en enero de 2020 y creo que uno de los hechos que les hizo darme el trabajo es mi experiencia previa en esta área, particularmente en Irlanda.

Ahora espero con ansias esta nueva aventura y me alegra saber que siempre tendré una segunda casa en Galway.